No podemos negar que tener un coche es una excelente ventaja para facilitarnos muchas tareas en el día, como por ejemplo, ir al trabajo, llevar los niños a la escuela, conducir al supermercado, transportar objetos pesados, entre otros. Sin embargo, al momento de adquirir uno, tenemos dos opciones: recurrir a los automóviles usados o nuevos de agencia.
Sin importar cualquiera de estas dos alternativas, sin duda, cada una involucra una serie de desventajas y ventajas que nos ayudan a hacer una gran decisión. Empezando por los coches de ocasión, los cuales representan una magnífica oportunidad para comprar el primer automóvil sin tener que gastar elevadas cantidades de dinero o endeudarnos para pagar las cuotas.
Por el contrario, estos coches son muy económicos, pero la única desventaja es que ya han sido usados por uno o varios propietarios y han tenido un leve desgaste que, a ciencia cierta, no podemos verificar si cuenta con mayores desperfectos.
Ahora bien, los automóviles nuevos permanecen como una tentativa opción puesto que son cero kilómetros, su calidad y garantía están certificadas por la agencia que los vende, además, no han tenido una “vida anterior”. Si tenemos las posibilidades de invertir en estos coches podremos disfrutarlos al máximo, siendo los únicos propietarios.
No todo es tan bueno como parece
Obtener un vehículo de concesionario también conlleva sus inconvenientes. Principalmente, porque algunas personas o, la mayoría, no puede acceder a ellos e igualmente en temas de calidad van devaluándose con el tiempo.
En ese sentido, no es lo mismo conducir un coche último modelo, que uno al que lo hayamos adquirido unos años atrás. Por supuesto, van desmejorando con el tiempo, viéndonos en la situación que tener que recurrir a su venta y, posteriormente, comprar otro, bien sea nuevo o de ocasión.